Errores más comunes
Tradicionalmente hemos interpretado las acciones musculares de los gestos técnicos desde un punto de vista anatómico, hablando de agonistas y antagonistas, flexores y extensores. Por otro lado, hemos filmado, fotografiado y analizado las trayectorias que describían las manos y piernas de los mejores nadadores del mundo con valoraciones cinemáticas como los modelos a seguir, sin preguntarnos cómo y por qué éstos eran capaces de realizarlo y de ese modo tan rentable. Hemos calculado fuerzas, ángulos de ataque, relaciones espacio-temporales… Desde nuestro punto de vista, la perspectiva desde el Sistema Nervioso Motor y las características anatómicas de las palancas, son las que afectan directamente sobre la acción global de nado, debiendo tener en cuenta, tanto su anatomía como las características propias de los centros nerviosos que los controlan y sus vías, así como su fisiología. Difícilmente podremos intervenir en el aprendizaje de una acción o postura inadecuada de las partes distales de los miembros, (musculatura distal o lateral) si no tenemos un control de la musculatura medial (músculos axiales y proximales) para que se comporten adecuadamente en servir de sostén y ajuste a la propulsión. Por tales motivos, los movimientos voluntarios de las partes distales, manos y pies, podrán realizar sus acciones propulsivas con garantías de éxito, o cuanto menos, con mejores resultados.
Llevar órdenes voluntarias a nuestras manos y pies para colocar las primeras falanges y la muñeca con el ángulo de ataque adecuado, necesita la colación previa del hombro, del muslo etc. Dependiendo de la forma que hayamos adoptado para desplazarnos, nuestro centro de gravedad cambiará de posición y no se reajustarán las acciones del mismo modo si nadamos con agarres profundos con salidas elevadas después del empuje que, si sacamos la mano antes de la extensión del codo y pasamos con el codo excesivamente elevado y la mano cercana a nuestra cabeza, realizando agarres superficiales, en la mayoría de los casos.
Toda la información sensorial necesaria para el acto motor del nado, se ve mermada en el agua. La información visual, auditiva, del tacto y propioceptiva con el grado de relajación y contracción necesaria y óptima para el desplazamiento, así como la información vestibular que nos informe del equilibrio o desequilibrio que mejor nos conviene para avanzar de forma simétrica, deberemos provocarla artificialmente, o muy pocos deportistas acertarán con sus acciones.
Nadar crol desde una perspectiva desequilibrada, necesita respuestas anticipadoras para no responder de forma natural. Cuando el cerebro sabe que debe colocar todo su entramado articular y muscular de forma determinada para una acción en contra del equilibrio natural, recompone el sistema para la acción más efectiva, teniendo que ser esa forma de nadar, aprendida y memorizada como la más rentable. De este modo, tanto los elementos utilizados para ello, como las consignas y pensamientos internos, se dirigirán en la misma dirección. Vencer la resistencia del agua para avanzar con menos esfuerzo y mejor rentabilidad es como correr con un viento en contra de gran velocidad, deberemos inclinarnos y tratar de sacar el centro de gravedad de la base de sustentación y de este modo poder avanzar rentabilizando nuestros esfuerzos. Esas conductas anticipadoras debemos provocarlas o no aparecerán, salvo en casos muy aislados. La diferencia es que en el agua no caeremos, aunque en parte debemos sentir esta sensación para conseguirlo.
Este sistema, no entiende el aprendizaje desde lo fraccionado a lo global, sino que plantea la adquisición del gesto adecuado de forma general con intervención de elementos que propicien e induzcan al objetivo buscado además de colaborar desde la subjetividad para conseguirlo. No realizamos ejercicios de asimilación técnica, porque entendemos que el cerebro actúa siempre de forma global ya que necesita de todos sus sistemas en sinergia para buscar respuestas aportando cada uno su papel. El único trabajo aislado que proponemos es la sobre-estimulación en las acciones más rechazadas por el cerebro para seguidamente pasar al nado e incorporar paulatinamente ese esquema neural que lo ejecuta.
Cuando no tenemos información sensorial, las respuestas son complejas y no podemos ejecutar con seguridad y precisión las posturas objetivo. Los distintos niveles jerárquicos del Sistema Motor, pueden actuar de forma paralela para ejecutar movimientos y, además, cada uno de ellos lo puede hacer por separado. La Médula, el Tronco del encéfalo y la Corteza Motora, deben coordinarse para las acciones natatorias y cada una de ellas necesita de estímulos para aportar en su justa medida. Los reflejos espinales y del tronco del encéfalo, deberán estar modulados para que las órdenes voluntarias de la corteza modifiquen y automaticen el movimiento, de lo contrario, el azar o mejor dicho, las respuestas personales dependiendo de su interpretación y características, serán las que instalen y automaticen el estilo de nado.
Contamos con estructuras encargadas del plan estratégico, como Los Ganglios basales y las Cortezas de Asociación del Cerebro, otras del plan táctico, como la Corteza Motora y el Cerebelo, para terminar, ejecutando el movimiento el Tronco del encéfalo y la Médula. A partir de aquí, vamos a establecer ese canal de comunicación especial entre el deportista y sus estructuras cerebrales, y el entrenador con sus Consignas y los Materiales Proactivos, aportando estímulos y dirección para llegar a entendernos en beneficio de nuestros fines.
Podremos encontrarnos con 2 situaciones bien diferenciadas. Por un lado, el proceso natural de enseñanza-aprendizaje, con alumnado neófito, donde la arquitectura de movimientos debería estar controlada y seguir el camino adecuado. Por el otro, deportistas que automatizaron un estilo de nado con posturas inadecuadas. En ambos casos, el proceso es parecido. El entrenador debe interpretar y conocer cómo su deportista entiende, procesa y da respuesta al gesto planteado (cada nadador o triatleta responde de forma diferente). La realidad entra a nuestra mente de idéntico modo, pero la interpretación es diferente y las respuestas dispares. Según las experiencias vividas y los automatismos adquiridos, el plan estratégico será distinto y la memoria puede ayudarnos o entorpecer nuestro trabajo. Si queremos que nuestro deportista realice una entrada de la mano y el brazo en la línea del hombro y su respuesta es que cruza excesivamente doblando el codo y cruzando la línea media del tronco, existirá una distorsión entra la realidad objetiva y la subjetiva, necesitando dar el feed-back totalmente exagerado y comunicando a nuestro deportista que ejecute una entrada excesivamente abierta utilizando en su mente el pensamiento de formar una “Y”, donde la cabeza esté en la bifurcación de la “Y”, los hombros junto a ella y las manos divergentes en la entrada al agua. De este modo, observaremos como los brazos se dirigen a una entrada recta que deberemos conservar durante varias semanas hasta conseguir la “poda Hebbiana” o desconexión dendrítica y configurar de nuevo una conexión neural propia del aprendizaje buscado.
J. Bonal Pedrón