Errores más comunes
Una vez hayamos analizado con más claridad qué posturas son más comunes y las razones de su aparición, pasaremos a las herramientas necesarias para su reeducación, que serán más o menos complejas, dependiendo el sujeto en el que queramos intervenir. Las diferencias personales en antropometría, composición corporal y reparto de la misma, laxitud o rigidez articular y muscular incluso capacidad neural para interpretar y dar respuesta a sus actos motores, serán variables que deberemos conocer, dominar o controlar en beneficio del objetivo buscado, que tendrá matices personales con objeto de llevar a nuestro deportista a su mejor versión. La relevancia que puede llegar a tener el pensamiento y la voluntad en la dirección de los movimientos, es una herramienta más a tener en cuenta en el sistema que estamos utilizando.
El procesamiento de la información externa desde lo físico a lo neural, es propio del Sistema Nervioso Sensorial y desde lo neural hacerlo físico, del Sistema Nervioso Motor, todo ello, necesario para aprender técnicamente el nado con los menores errores posibles, conlleva mecanismos que debemos conocer y controlar para que las respuestas estén más acordes a los objetivos que buscamos. Mantener las posturas en un medio como el agua para apoyarnos en ella y además atravesarla, necesita una exquisita sensibilidad y control de la propiocepción, por ello son comunes las posturas inadecuadas que analizaremos seguidamente, ya que nuestro sistema nervioso y nuestra mente actúan de formas muy parecidas en los distintos deportistas. La visualización de un acto motor sin su ejecución, activa la Corteza Motora Suplementaria y podría ser una herramienta más para consolidar y clarificar la respuesta motora. La imagen que cada uno componemos de nuestras respuestas de movimiento, paradójicamente tiene muchas semejanzas y al mismo tiempo grandes diferencias, debido al uso de factores que ponderamos subjetivamente, incluidos los Metaprogramas o memorias anteriores que se han forjado con las experiencias y el paso del tiempo.
Más conocido por entrenamiento ideo-motor, tiene especial importancia en nuestro proceso de entrenamiento y para poder utilizarlo de forma adecuada, necesitamos saber por qué se da y cómo podemos usarlo. Hacer descubrir a nuestros nadadores y triatletas que las acciones que salen desde nuestro sistema de fuerzas, nuestro cuerpo y sus segmentos, tienen alrededor un medio para el que no estamos preparados y que debemos pasar a través de él además de apoyarnos, y que muchas veces no nos ayudará a ello, puede hacer despertar y crecer esta cualidad psicológica de la visualización. Imaginar el gesto adecuado y después tratar de ejecutarlo, nos puede llevar a errar. La respuesta que damos desde la mente a la acción motora, tiene una distorsión subjetiva que depende del deportista. Durante la ejecución dinámica y en los descansos que, según nuestra metodología, se basa en ventilaciones, puede y debe utilizarse, cerrando las ventanas sensoriales e interiorizando en nuestra mente a través de la Corteza Prefrontal y Motora Suplementaria, con la ayuda de los Ganglios Basales, encargados de los movimientos voluntarios complejos. Si mientras renovamos el equilibrio gaseoso de nuestra sangre, cerramos los ojos, pasamos gran parte de la exhalación debajo del agua, sin interferencias de compañeros o ruido de la piscina y visualizando el gesto a realizar con las adaptaciones que nuestro entrenador nos indique, estaremos en un ambiente propicio para sacar a esta estrategia, el mayor de sus beneficios.
En los estilos, y en el crol en particular, debemos tener en cuenta dos aprendizajes básicos que se deben comportar en sinergia. Por un lado, está el mantenimiento de la postura base y por el otro, el propulsivo coordinado. Ambos son comportamientos que discurren por vías nerviosas diferentes y que responden de distinto modo, aunque se pueden manejar a nuestro antojo con algunas limitaciones.
Nuestro Sistema Nervioso Motor, planea, coordina y ejecuta los movimientos, pero las respuestas son dispares en cada sujeto. La imagen corporal en el nado, está muy sujeta a la imaginación, distorsionada por muchos factores externos y sumados a los propios del deportista y por tal motivo, las ejecuciones distan bastante de lo que creemos que realizamos. El proceso de adquisición, debe contemplar las desviaciones de la información neural que ya hemos analizado anteriormente y que tiran de ciertas articulaciones sin apenas darnos cuenta, llevándonos a una actitud gestual diferente de la que buscamos y muy personal. Las limitaciones que se pueden presentar propias de cada nadador y la idealización de nuestra percepción subjetiva, deben ser interpretadas, y el arte del entrenador con los caminos de comunicación de que dispone, crear el camino de movimiento deseado, utilizando para ello “el engaño” con la ayuda de los materiales proactivos que apoyan a dirigirlo y conseguirlo.
Los movimientos reflejos son muy complejos de controlar y están modulados por el estímulo que los provoca, pero los voluntarios, con la ayuda de la Corteza Sensorial, se pueden dirigir con mucha menos dificultad e ir consolidándolos como automáticos. La ejecución estereotipada de los movimientos natatorios, requieren de repetición para su automatización, pero ésta, puede hacerse estable, tanto desviada del objetivo como cercana al mismo. Incluso en nadadores con un elevado nivel técnico, de no ser adecuadamente alimentado cada día, paulatinamente perderá su acercamiento a la excelencia. El nado podría catalogarse dentro de los movimientos motores rítmicos haciendo analogía a los ejecutados en tierra.
… Seguimos en el siguiente post.
J. Bonal Pedrón