Codificación de la fuerza y dirección
La Codificación de la Fuerza del Movimiento y su Dirección por la Corteza Motora Primaria
“La descarga de las células piramidales de la corteza motora primaria, codifica dos aspectos del movimiento: la fuerza y la dirección”.
La Neurofisiología del Comportamiento o de la conducta, estudiada por Edgard Evarst, es de gran apoyo para entender el resultado de nuestro Sistema Nervioso Motor y de los errores más comunes observados en multitud de deportistas cuando ejecutan los estilos natatorios.
Por centrar el ejemplo en una acción concreta, utilicemos la entrada del estilo crol y la búsqueda de un agarre para poder desplazarnos. La tendencia en la enseñanza por parte del profesorado, es buscar longitud para minimizar las brazadas y poseer una frecuencia más baja de nado que nos reporte menos fatiga general, economizando y rentabilizando nuestro estilo. La respuesta del alumno… todo lo contrario. Por otro lado, gran parte de los ejecutantes, suelen hacer el primer contacto con el dedo pulgar y una ligera extensión de la muñeca, favorecida por la resistencia que encuentra la mano al contactar con el agua, rechazando ésta, una entrada más profunda, teniendo en cuenta también, que la mano y el brazo tienden a la flotación. Por consiguiente, una entrada superficial, con rotación interna o pronación y flexión del antebrazo. Siguiendo con un análisis general de apreciación visual o cinemático de los gestos descritos, se suele hacer la entrada con el brazo flexionado, incluso cruzando el eje longitudinal, invadiendo la parte contralateral de la mano y brazo de entrada, favoreciendo un movimiento lateral serpenteante en nuestro avance con un codo caído que favorece el estrechamiento entre el Acromion y el Húmero y un brazo de palanca poco rentable para aplicar fuerza. Veamos qué está sucediendo a nivel nervioso cuando esto ocurre y por qué.
La frecuencia de disparo de los potenciales de acción previo a ejecutar un movimiento, aumenta cuando la resistencia a vencer también lo hace. En el caso de la dirección y postura de cada una de las palancas que conforman la mano, deben vencer la oposición del agua, además de buscar esa longitud de brazada en busca de un agarre más profundo y que no nos estrangule el manguito rotador por el Acromion contra el Húmero, causa bastante común del dolor del hombro de nadador. Esta entrada profunda, observada en el plano Sagital, hace que todo el sistema de palancas del brazo, con su fulcro en el hombro, se optimice mecánicamente cuando las primeras falanges están bajas respecto de la mano, ésta baja con respecto al codo y éste con respecto al hombro. Pero tenemos un problema, la implicación y ejecución sin ayudas resulta, no siempre pero en la mayoría de los casos, insuficiente.
Para activar y mejorar la velocidad y la frecuencia de disparo nervioso, la comunicación entre nuestras palancas, sus músculos, tendones, articulaciones y por supuesto piel, con nuestro SNC debe tener un canal de comunicación que aclare y ordene la teoría de la que disponemos. De este modo, nuestra Corteza Motora Primaria, será capaz de ejecutar los movimientos propios del nado completo si antes hemos podido dar información a través de estimulación dirigida, que deje interpretar adecuadamente el Córtex Pre-frontal y ordenar las acciones pertinentes, siendo capaces de anticiparnos y codificar la fuerza necesaria para su mejor aplicación en cada momento, incluso en contra de lo que automáticamente nuestro Cerebelo está modulando como habitual o aprendido.
Evarst, demostró con primates que la anticipación en el disparo de potenciales de acción y la frecuencia de los mismos, aumentaba previo a la ejecución de estos y era proporcional a la fuerza que debían de realizar. Estos experimentos, tenían como recompensa para los monos, el suministro de zumo como regalo.
Los nadadores, en busca de un gesto optimizado, no siempre ni en todos los casos trazan las trayectorias adecuadamente y por el recorrido tridimensional que mejores resultados aportan, ni siquiera, con la postura de la mano que mayor eficacia reporta. Las herramientas usadas, deben favorecer la dirección, y además provocar que la frecuencia de disparo aumente con el sentido de mejorar la implicación de mayor número de unidades motoras en momentos clave para mejorar la resultante de las fuerzas de sustentación y empuje. Teniendo en cuenta que las acciones propulsivas de los nadadores se ejercen apoyando en masas de agua que estén sin movimiento y favorecida por la componente de sustentación, deberemos optimizar cada fase teniendo en cuenta, tanto la dirección preferida de movimiento de cada población de neuronas por la Corteza Motora Primaria, como por la disposición de la mano y antebrazo acordes a las investigaciones de la Biomecánica actual, así como por el mantenimiento de la postura del núcleo o core y batido que menos resistencia nos aporten.
A través de la Neurofisiología de la conducta, se estableció como válida la hipótesis de A. Georgopoulos sobre cómo se codifica la dirección mediante el código de población. Las distintas frecuencias de disparo codifican una dirección del movimiento
Demostró que las neuronas de la corteza motora primaria, aumentan su frecuencia de descarga durante el movimiento en una dirección determinada, 180º en la dirección del brazo a la que denominó dirección preferida, aunque también descargan en + - 45º con respecto a esta.
Esto desmanteló la idea de Penfield sobre el mapa motor de la corteza porque pensaba que las neuronas de corteza inervaban las motoneuronas de cada músculo. Después de quedar demostrada la hipótesis de Georgopoulos, se cambió de rumbo quedando patente que cada neurona de corteza tiene una dirección preferida e inerva a motoneuronas de músculos distintos para buscar el movimiento preferido de la articulación. Por lo tanto tenemos un mapa motor de movimientos no de músculos.
J. Bonal Pedrón