Los filtros sensoriales
Tan sólo el 1% de la información que nos llega por los sentidos es aceptada y almacenada en nuestro cerebro. De esta información, sólo las ondas y las sustancias químicas son capaces de provocar estímulos. Las ondas electromagnéticas, (vista) las de presión (sonido, tacto, etc.) y las térmicas (receptores epiteliales) más las sustancias químicas (olfato y gusto) son las únicas vías de recepción. Al mismo tiempo, no todos los estímulos entran por ellos, por ejemplo, no podemos ver los rayos infrarrojos o ultravioletas, por poner un ejemplo.
Otro gran filtro, y este nos interesa es especial, es la capacidad que tienen los sentidos de captar las variaciones de estímulos. Un estímulo constante es codificado como nulo o inexistente debido a la capacidad de adaptación de los receptores sensoriales. Este hecho es patente en muchas acciones propias de los ciclos de nado, dejando de aplicar fuerza en momentos clave por la adaptación y falta de atención que el propio sistema nervioso abandona. Además, cada individuo procesa la información recibida, impregnándola en mayor o menor medida en forma de emociones que pasarán muchas de ellas a sentimientos. A pesar de disponer del lenguaje como principal medio de transmitir la información de un cerebro a otro, (entrenador-nadador/triatleta) a la hora de transmitir emociones, no se torna como un medio demasiado eficaz.
Aquí es donde encontramos la comunicación. Estamos acostumbrados a entender que el lenguaje es el medio de comunicación principal para conectar conceptos con palabras, permitiéndonos compartir pensamientos, sentimientos, experiencias y sensaciones, (conceptualizaciones de las emociones) y darnos conocimientos, costumbres y valores, pero eso es incorrecto, ya que la comunicación habitual del lenguaje verbal solo aporta un 7 % de la información total, el 93 % restante es averbal (no verbal), sin palabras. En esa averbalidad encontramos el tono de la voz con un 38 % de participación, la visión (movimientos oculares, expresiones faciales, movimientos corporales, posturas, etc.) con un 55 %. Complementan la comunicación el resto de sentidos: gusto, olfato y tacto. En otras palabras, las emociones que quedan registradas en forma de sentimientos nacen de las diversas fuentes de estímulos que se han mencionado.
Las consignas que utilizamos para instalar un elevado nivel técnico en nuestros nadadores y triatletas, deben estar muy cuidadas y utilizar los diferentes canales, unos más que otros y con la transversalidad necesaria que nos asegure conectar con ellos. Cada uno, tiene un sistema de referencias, inconsciente, por el cual son captados de forma principal los estímulos visuales, auditivos, propioceptivos (sensaciones interiores), etc. Esto hace que cada nadador o triatleta capte más fácilmente un tipo de información. Hay deportistas que captan antes los estímulos visuales, otras los auditivos, otros las sensaciones internas...
Otro filtro muy importante para el proceso de aprendizaje es la actitud del nadador frente a los estímulos que recibe, La actitud de la persona se construye desde sus capacidades perceptivas a partir de las experiencias que ha vivido. Dichas experiencias son generadoras de unos filtros internos llamados “metaprogramas”, responsables de las creencias, las cuales van a construir sus criterios que, a su vez, conformarán sus valores, que vienen a ser las balizas que cada persona pone para marcar su camino.
Continuando con el proceso de filtrado de información exterior, llegados a este momento del mismo, debemos tener en cuenta que tan solo el 10% de los datos quedan en la memoria consciente, siendo el resto derivado a la inconsciente.
“Preguntemos a uno de nuestros deportistas como estaban colocadas sus piernas durante un volteo de crol y veremos claramente el porcentaje de consciencia de la acción”
Es de vital importancia la ejecución integrada en el gesto global además de ser lo más específica posible, debido a que, (y son las condiciones de que dispone la gran mayoría, la falta de tiempo en las clases etc.) si empleamos demasiado tiempo en ejercicios inespecíficos o con implementación de material poco rentable, no conseguiremos la eficacia potencial que podríamos desarrollar e instalar.
A tener en cuenta en este proceso, son los factores filogenéticos, apoyos plantares, equilibrio, posición de la cabeza etc., los ontogenéticos, carga genética y condiciones durante el embarazo, pasando por los ecogénicos y sociogénicos que juegan también un papel importante en la percepción.
¿Cuántas veces hemos visto hermanos que nadarían casi sincronizadamente o compañeros de club que adoptan los mismos patrones motrices?
Debemos llevar mucho cuidado con esto ya que la atención puede estar controlada inconscientemente por las neuronas espejo y servirnos de poco en nuestro afán por mejorar al grupo de trabajo.
Los humanos disponemos de tres niveles de atención, la atención sostenida (alerta-vigilancia), ubicada en la sustancia reticular. La atención selectiva, por medio de la cual nos orientamos hacia estímulos relevantes o inhibimos los irrelevantes, y la atención dividida por la que podemos prestar atención a dos o más centros de atención. Atendiendo a estas capacidades estructuraremos nuestro plan de entrenamiento y serán en gran medida la fundamentación de nuestras series multitécnica como unidad base de formación de tareas.
La capacidad de reemoción o reexperimentación de emociones pasadas es uno de los filtros con el que debemos tener cuidado porque nos pueden perjudicar o ayudar en nuestros propósitos. La valoración por el entrenador o deportista debería llevar implícito un análisis de la situación particular. En este sentido, la retroalimentación debe ser usada constantemente puesto que la incidencia de los distintos filtros sobre los órganos sensoriales, sus sensores y sus sensibilidades, remodela sus capacidades debido a que el cerebro envía información hacia los órganos sensoriales que se ven modificados en función de la experiencia de la realidad vivida en su interior. La utilización de las cámaras de video, la observación por compañeros además de la del entrenador, es clave para potenciar la percepción y la nueva reestructuración motriz.
De lo anterior se puede concluir que mientras cada percepción es única e individual, las series de percepciones realizadas en común por diferentes personas pueden relacionarse hasta llegar casi a identificarse. Si planteamos esquemas de trabajo generales con cierta incidencia en determinados nadadores que necesiten reforzar algunos aspectos más vulnerables de su estilo, aunque la percepción no será la misma para cada uno de ellos, la serie en su totalidad será para las dos personas más o menos la misma. Por lo tanto, una serie de percepciones individuales nos capacita para ponernos de acuerdo con los demás sobre lo experimentado, aunque las experiencias individuales sean ligeramente diferentes y poder llevar al grupo al mejor nivel técnico-deportivo posible.
J. Bonal Pedrón
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